ACTIVIDAD FISICA EN LA DIABETES


INTRODUCCIÓN.
El papel beneficioso del ejercicio físico sobre la diabetes está ampliamente reconocido, siendo considerado uno de los pilares básicos del tratamiento, junto con la dieta y los fármacos.
Sin embargo, la actividad física mal planificada, comporta ciertos riesgos en las personas con
Diabetes Mellitus, por lo que precisan una mayor individualización en su prescripción, que se adapte a sus características físicas, psíquicas y sociales, y varíe según el tipo de diabetes, edad, entrenamiento previo y presencia o no de complicaciones diabéticas. Por todo ello, será muy importante la educación del paciente diabético.
La actividad física regular aporta unos beneficios sustanciales para la salud, disminuyendo el riesgo de aparición de muchas enfermedades crónicas como la Diabetes Mellitus, o si esta ya existe, disminuye la aparición de las complicaciones.
Esta reducción significativa del riesgo, se produce aún cuando comencemos tarde a realizar la actividad física, todo esto está también relacionado con una disminución en los gastos médicos.
Sin embargo, las tasas de actividad física en nuestra sociedad moderna son muy bajas, y disminuyen según lo hace la edad, dando lugar a la aparición y empeoramiento de enfermedades crónicas así como de y riesgo de institucionalización.
La investigación ha demostrado de forma sólida que las personas mayores que permanecen activas o llegan a serlo, tienen un riesgo  significativamente disminuido de mortalidad por cualquier causa y mortalidad cardiovascular en comparación con sus homólogos sedentarios.
La práctica de ejercicio físico regular, constituye pues, una parte del plan terapéutico que no debe ser descuidada en los pacientes diabéticos.
RESPUESTA NORMAL DEL ORGANISMO A LA ACTIVIDAD FISICA
Durante la actividad física, se producen en nuestro organismo una serie de cambios fisiológicos encaminados al mantenimiento de esa actividad. Esos cambios afectan fundamentalmente al sistema muscular esquelético (consumo glucosa), cardiovascular (↑ Presión Arterial Sistólica (PAS) y Frecuencia Cardiaca (FC)) y pulmonar (↑ Frecuencia respiratoria).
Para permitir y mantener la capacidad de contracción muscular se ponen en marcha una serie de cambios metabólicos para suplir el aumento de las demandas energéticas de los músculos que entran en acción cuando iniciamos una actividad física, dicha energía se obtiene, inicialmente, del consumo de glucosa almacenada en los músculos en forma de depósitos de glucógeno. Cuando los depósitos de glucógeno se agotan (en general, durante los 30 primeros minutos de la actividad), la energía se obtiene de la glucosa de la sangre y la que proporciona los depósitos de glucógeno del hígado. Si la actividad es intensa y se prolonga durante más de 1 hora, la energía se obtendrá de la combustión de las grasas del organismo y de la glucosa proveniente de la ingesta de alimentos.
Cuando se realiza alguna actividad física, el combustible necesario, se obtiene inicialmente a partir de glucosa. Se utilizará en primer lugar, la presente en el músculo, en forma de glucógeno, después la glucosa circulante, para posteriormente acudir a la reserva de glucógeno hepático. Si la situación de demanda energética persiste, se producirá lipólisis y se comenzarán a utilizar los ácidos grasos libres como fuente de energía.
Para conservar la función del sistema nervioso central, los niveles de glucosa en sangre son mantenidos durante el ejercicio. La hipoglucemia durante el ejercicio ocurre raramente en individuos no diabéticos. Los ajustes metabólicos que ayudan a mantener una glucemia normal durante el ejercicio, son debidos a una compleja respuesta hormonal: una reducción de la insulina, y la presencia de glucagón, parecen ser necesarios para el aumento de la producción de glucosa hepática durante el E.F. Cuando este E.F es prolongado, un aumento de los niveles de glucagón y catecolaminas, parecen jugar el papel principal, para mantener niveles normales de glucosa en sangre.
Estas adaptaciones hormonales se pierden en pacientes insulino dependientes, con Diabetes Mellitus Tipo1. Como consecuencia estos individuos tienen poca insulina, debido a una terapia incorrecta, durante el ejercicio una liberación excesiva de hormonas (glucagón, adrenalina…), que actúan de manera opuesta a la insulina, pueden aumentar los de por sí ya altos niveles de glucosa y cuerpos cetónicos, pudiendo precipitar una cetoacidosis diabética. Por el contrario, la presencia de niveles altos de insulina, debido a la administración de ésta, pueden disminuir hasta prevenir la elevada movilización de glucosa inducida por el ejercicio físico, dando como resultado una hipoglucemia.
Circunstancias parecidas existen con pacientes con Diabetes Mellitus Tipo 2 bajo terapia de Insulina o Sulfonilureas, sin embargo, en general, durante el ejercicio, la hipoglucemia tiende a ser un problema menor en esta población.
QUE DEBE HACER EL DIABETICO
El paciente diabético debe aprender a imitar la respuesta natural del organismo en respuesta a los cambios que induce el ejercicio, utilizando las pautas de tratamiento adecuadas que incluyen, según el tipo de ejercicio, una disminución de las dosis de insulina y un aumento del aporte de hidratos de carbono en su dieta habitual. Estas medidas son fundamentales para evitar la aparición de hipoglucemia.
También es importante considerar los cambios que se producen después del ejercicio.
El músculo está ávido de glucosa porque necesita reponer los depósitos de glucógeno que se han consumido. Si el diabético no lleva a cabo una correcta reposición de los hidratos de carbono con la ingesta, puede producirse una hipoglucemia importante horas después de haber finalizado el ejercicio.
Los ejercicios de larga duración como el excursionismo, footing, maratón, ciclismo, etc., son muy hipoglucemiantes. En este tipo de actividades tienen menos efecto las denominadas hormonas hiperglucemiantes o de contrarregulación (adrenalina, noradrenalina, cortisol y glucagón) que se liberan normalmente durante las situaciones de estrés.
En cambio, en los ejercicios de corta duración, como las pruebas de velocidad, natación competitiva, un partido de tenis, culturismo, etc., estas hormonas tienen un papel más dominante y el resultado del efecto hiperglucemiante del estrés es superior al del consumo de glucosa por los músculos.
BENEFICIOS QUÉ APORTA LA ACTIVIDAD FÍSICA REGULAR AL PACIENTE DIABÉTICO

      Disminuye la resistencia insulinica con lo que aumenta la sensibilidad periférica a la misma y mejora el control y normalización de la glicemia.
      Disminuye el requerimiento de hipoglicemiantes orales y/o insulina cuando el ejercicio es regular y bien planificado.
      Disminuye los niveles sanguíneos de colesterol total, colesterol LDL y triglicéridos y aumenta los de colesterol bueno o HDL, con lo que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
      Favorece el control y la reducción de peso al aumentar el gasto energético.
      Mejora el estado cardiovascular al normalizar la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
      Disminuye la ansiedad y el estrés.
      Aumento de fuerza, flexibilidad y resistencia, mejorando la forma física.
      Mejora la sensación de bienestar físico, calidad de vida y autoimagen.

Los beneficios a nivel del control metabólico se empiezan a ver a los 15 días, pero desaparecen a los 4 días de no realizarlo.
Se consiguen efectos sobre el sistema musculoesquelético, sistema cardiovascular, aparato respiratorio y el metabolismo, aunque también se han observado efectos positivos a nivel endocrino y sistema inmune.
ACTIVIDAD FÍSICA RECOMENDADA PARA EL DIABÉTICO
Los pacientes diabéticos pueden realizar cualquier tipo de actividad física teniendo en cuenta que es necesario siempre en diabéticos mayores 35 años o con más de 10 años de evolución de su enfermedad, realizar un examen médico con la realización de un EKG y si se considera necesario un test de esfuerzo.
Para la realización de una actividad física planificada, de forma sistemática e individualizada, se debe determinar al máximo, que el beneficio supere el riesgo de los efectos adversos y habrá de considerarse inicialmente: tiempo, intensidad, frecuencia y duración de la actividad física.
La actividad física debe ser progresiva, para optimizar la seguridad y efectividad de la respuesta en su horario, frecuencia, intensidad y duración: se puede comenzar con sesiones de 5 a 10 minutos e ir aumentando lentamente a 15, 30 o más minutos, tres veces por semana o diariamente.
En todos los pacientes será recomendable comenzar de forma progresiva, con 30-60 minutos de ejercicio aeróbico 3-6 veces/semana y combinarlo con ejercicio de resistencia (pesas, entrenamiento de resistencia) 2-3 veces/semana.
Las sesiones de entrenamiento deben iniciarse con un precalentamiento suave de 5 a 10 minutos y finalizar con un período semejante de enfriamiento (flexiones, caminar, bicicleta fija).
El tipo de ejercicio indicado depende de la edad, el estado físico y de la motivación o interés de la propia persona.
En la diabetes son recomendables las prácticas aeróbicas como caminar, trotar, la natación, el tenis, el fútbol.
No es conveniente el trabajo muscular anaeróbico e isométrico (las carreras rápidas, subir cerros o escaleras, levantar pesas).
Se debe evitar la actividad física extenuante o muy prolongada.
Las recomendaciones sobre E.F. de las principales Sociedades Científicas se centran en el ejercicio aeróbico.
La Asociación Americana de Diabetes (A.D.A) y la Asociación Americana del Corazón
(A.H.A) recomiendan:
- 150 min. Semanales de E.F. aeróbico de moderada intensidad ó 90 min. De E.F. aeróbico intenso.
- Entre 3 y 5 sesiones/semana. Al menos 3 días/semana, no más de 2 días consecutivos sin actividad.
- Gasto energético de 400 ó 500 kcal por sesión (1h. caminar deprisa, 5-6km/h, bici a 15 km/h) y 1200-2000kcal/semana.
El ejercicio físico aeróbico recomendable es aquel que se realiza entre el 60 y el 75 % de la frecuencia cardiaca máxima (60-75% Frecuencia Cardiaca Máxima). Por encima del 85% F.C.M el ejercicio se convierte en anaeróbico y no es recomendable.
Para calcular la Frecuencia Cardiaca Máxima se utiliza la siguiente fórmula:
- Varones: F.C.MÁX = 200-EDAD
- Mujeres: F.C.MÁX = 226-EDAD
Ejemplo: un diabético de 50 años debe mantener durante sus sesiones de ejercicio físico aeróbico:
- (220-50) · 60/100 = 102 pulsaciones/minuto, valor mínimo
- (220-50) · 75/100 = 127 pulsaciones/minuto, valor máximo
Si su frecuencia cardíaca está por debajo de 102, debe aumentar la intensidad del ejercicio para que este tenga efecto.
Si su frecuencia cardíaca está por encima de 127, debe reducir la intensidad del  ejercicio.
Es muy importante destacar que todas las actividades de la vida diaria, como caminar, los quehaceres del hogar, salir de compras, jugar con los niños, visitar a los familiares y pasear con ellos, o realizar actividades laborales que impliquen esfuerzo físico, son beneficiosas para las personas que tienen diabetes y que todas ellas son capaces de efectuarlas.
RIESGOS DEL EJERCICIO.
METABÓLICOS
- Hipoglucemia.
- Descompensación hiperglucémica con cetosis.
- Cetoacidosis.
MICROVASCULARES
- Hemorragia retiniana.
- Aumento proteinuria.
- Aceleración de lesiones microvasculares.
CARDIOVASCULARES
- Disfunción cardiaca y arritmias debido a cardiopatía isquémica.
- Aumento exagerado de presión arterial durante el ejercicio.
- Hipotensión ortostática, después del ejercicio.
MUSCULOESQUELÉTICOS
- Úlceras en pies (en neuropatías)
- Aceleración de los procesos articulares degenerativos.
Preparación, precauciones y recomendaciones prácticas al realizar actividades físicas
• Use una identificación que indique que tiene diabetes y algunas instrucciones sobre cómo actuar si pierde el conocimiento.
• Lleve dinero para una llamada telefónica.
• Lleve algún alimento azucarado de emergencia, por si le baja el azúcar en la sangre.
• Lleve agua y planee hacer altos para beberla, si es necesario.
• Evite realizar ejercicios al atardecer.
• Recuerde que al terminar su ejercicio debe hacerse el autocontrol para determinar el nivel de azúcar en su sangre.
• El ejercicio está contraindicado cuando hay una retinopatía proliferativa, una nefropatía o hipertensión severa.
• La disminución de la sensibilidad y las úlceras de las extremidades inferiores, las amputaciones o deformaciones, no permiten algunos ejercicios (trote, fútbol, etc.)
• Es recomendable que las personas mayores de 35 años se hagan un electrocardiograma de esfuerzo (ECG), especialmente si presentan signos de daño cardiovascular e hipertensión arterial. En caso de alteraciones, deberían entrar al plan de ejercicios para personas con enfermedades cardíacas.
La práctica de ejercicio físico debe realizarse teniendo en cuenta una serie de medidas encaminadas a minimizar y/o evitar el riesgo de complicaciones derivadas de esta práctica.
Al comenzar un programa de ejercicios, es importante que recuerde lo siguiente:
      Realizar glucemia digital antes del ejercicio y si:
·         <100mg/dl tomar suplemento de 15-20 gramos de hidratos de carbono, por ejemplo una pieza de fruta, 3-4 galletas, una bebida isotónica
·         100-150 mg/dl puede realizar ejercicio.
·         >250mg/dl no hacer ejercicio.
      En lo posible, programar los ejercicios para la misma hora, todos los días. Idealmente el ejercicio debe comenzar 1 o 2 horas después de una comida.
      Es necesario mantener una buena ingesta de líquidos antes, durante y después del ejercicio para evitar la deshidratación.
      Inyectar la insulina en un lugar distinto al que vayamos a ejercitar.
      Tomarse el pulso al comenzar, durante y al final del ejercicio.
      Escoger ropa suelta, cómoda, apropiada para la actividad y el clima, evitando abrigarse o enfriarse demasiado.
      Inspeccionar siempre los pies después del ejercicio.
      Usar siempre medias o calcetines y que éstos absorban la humedad de los pies (el talco para los pies puede ayudar a mantenerlos secos).
      Usar zapatos o zapatillas cómodas y revisarlos para que no tengan  deformaciones o cuerpos extraños que dañen los pies.
      Los pacientes con Retinopatía Diabética proliferativa e hipertensos, mal controlados deben evitar ejercicios de pesas intensos, que conlleven maniobras de valsalva, por el riesgo de complicaciones graves.
      Se deben evitar deportes en los que una hipoglucemia puede suponer un riesgo vital (submarinismo, alpinismo, deportes de motor, etc.), así como los deportes anaeróbicos y explosivos, por el predominio de hormonas hiperglucemiantes (halterofilia, artes marciales). Es recomendable realizar ejercicio físico siempre que se pueda acompañado.
      Los pacientes con neuropatía deben evitar ejercicios traumáticos como carreras de larga distancia o esquí.
DIFICULTADES O BARRERAS PARA LA REALIZACION DE ACTIVIDAD FÍSICA
Las personas que no realizan una actividad física habitual, es probable que se deba a una o varias razones.
Si no somos capaces de identificar esas causas, será muy difícil conseguir que una persona que habitualmente no practica ejercicio físico, lo haga. Por ello es importante identificar esas barreras para el ejercicio en nuestra consulta y ofrecer soluciones para evitarlas.

BARRERAS
POSIBLE SOLUCIÓN
Temor a la hipoglucemia
Recomendaciones sobre control glucémico durante actividad física.
No tengo tiempo para 30 min. de ejercicio al día

Haz tanto como puedas. Comenzar con 10 min. al día, 3 veces/sem. e ir subiendo poco a poco.
Estoy muy cansado después de trabajar
Realiza alguna actividad física antes del trabajo o durante la jornada.
No tengo ropa adecuada
Ponte algo confortable así como zapatillas adecuadas y calcetines que no irriten tu piel.
Soy muy tímido/a para el ejercicio en grupo
Elige una actividad que puedas realizar por ti mismo: clase aerobic en TV o pasear.
Tengo miedo a las lesiones musculares
El ejercicio no debe producir lesiones si se empieza lento al principio. Calienta y estira los músculos antes de comenzar y después de la actividad, realiza el enfriamiento.
No sé qué actividad realizar
Consejo profesional sobre actividades más adecuadas.
Caminar daña mis rodillas
Intenta natación o ejercicios sentado-acostado (Pilates…).
Hace demasiado frío, calor, llueve…
Acude a centros comerciales, gimnasio o centro cultural.
Tengo miedo de empeorar con el ejercicio
Consulta qué actividad es segura para tu condición física.
No puedo pagar un gimnasio o el equipamiento
Haz actividades que no requieran equipamiento costoso como caminar.
El ejercicio me resulta aburrido
Intenta diferentes actividades en diferentes días y busca actividades divertidas para cada uno.